No Desperdicio

¡Hagamos del NO Desperdicio Una Forma de Vida!

15 consejos para reducir el desperdicio de alimentos y convertirse en héroe del sector alimentario. Compre frutas y hortalizas feas o utilice las sobras en otras comidas, son dos costumbres positivas para evitar la pérdida y el desperdicio de alimentos.

La vida se mueve deprisa, y preparar comidas nutritivas puede ser complicado, pero las comidas saludables no tienen por qué ser elaboradas. En Internet abundan recetas saludables y rápidas que puede compartir con sus familiares y amigos.

Planifique sus comidas. Prepare una lista de la compra y aténgase a ella evitando las compras impulsivas. No solo desperdiciará menos alimentos... también ahorrará dinero.

No juzgue los alimentos por su apariencia. A menudo se tiran a la basura frutas y hortalizas magulladas o con formas extrañas porque incumplen unas normas cosméticas arbitrarias. No se preocupe... el sabor es el mismo. Utilice la fruta madura para preparar batidos, zumos y postres.

Pase los productos más antiguos a la parte delantera del armario o el frigorífico y coloque los nuevos en la parte trasera. Utilice contenedores herméticos para mantener frescos en el frigorífico los alimentos abiertos y asegúrese de cerrar los paquetes para que no entren insectos.

Hay mucha diferencia entre las fechas de “consumo preferente” y “caducidad”. A veces los alimentos siguen siendo inocuos para el consumo pasada la fecha de “consumo preferente”, mientras que la fecha de “caducidad” indica el momento en que el consumo deja de ser inocuo. Verifique las etiquetas de los alimentos para averiguar si contienen ingredientes no saludables como grasas trans y conservantes y evite los alimentos con azúcar o sal añadidos.

Sirva en casa porciones más pequeñas o comparta platos más grandes en los restaurantes.

Si no se come todo lo que prepara, congélelo para más adelante o utilice las sobras como ingrediente de otra comida.

En lugar de tirar a la basura desechos de comida, haga compost con ellos. De esta forma devolverá nutrientes al suelo y reducirá su propia huella de carbono.

Los alimentos nos ponen en conexión a todos. Restablezca la conexión con los alimentos sabiendo del proceso de producción que comportan. Infórmese leyendo de la producción de alimentos y conozca a agricultores cercanos.

Comprando productos locales, presta apoyo a agricultores familiares y pequeñas empresas de su comunidad. También contribuye a la lucha contra la contaminación reduciendo las distancias que recorren los camiones y otros vehículos en el reparto.

Consuma especies de peces que abunden más, como la caballa o el arenque, antes que otras que corren peligro de sobreexplotación, como el bacalao o el atún. Compre pescado que se ha capturado o criado de forma sostenible, como pescado provisto de etiqueta o certificado ecológico.

No podemos producir alimentos sin agua. Aunque es importante que los agricultores utilicen menos agua para cultivar alimentos, la reducción del desperdicio de alimentos también ahorra todos los recursos hídricos empleados en su producción. Reduzca de otros modos el consumo de agua: arregle las goteras o cierre el grifo mientras se cepilla los dientes.

Algunos desperdicios domésticos son, en potencia, peligrosos y nunca deben echarse a un cubo de basura general. Artículos como pilas, pintura, teléfonos móviles, medicamentos, productos químicos, fertilizantes, neumáticos o cartuchos de tinta pueden filtrarse en nuestros suelos y nuestro suministro de agua perjudicando a los recursos naturales con los que se producen nuestros alimentos.

Trate de consumir una vez por semana una comida a base de legumbres o cereales “antiguos” como la quínoa.

Done los alimentos que de otro modo se desperdiciarían. Por ejemplo, mediante aplicaciones los vecinos pueden conectarse entre sí y con empresas locales para que los excedentes de alimentos puedan compartirse y no tirarse a la basura.